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El tiempo que las plántulas de café permanecen en el almácigo puede variar según las condiciones climáticas, el tipo de suelo y la variedad del café, pero generalmente oscila entre 6 y 12 meses. Durante este período, es vital asegurar que las plantas crezcan a un ritmo adecuado, alcanzando una altura de entre 15 y 30 centímetros antes de ser trasladadas al campo definitivo.
Uno de los cuidados más importantes en esta fase es el monitoreo constante de posibles enfermedades y plagas que puedan afectar el desarrollo de las plántulas. Las plántulas jóvenes son vulnerables, y es común que en esta etapa se presenten problemas como la pudrición de la raíz o la aparición de insectos que se alimentan de los brotes tiernos. Por ello, se recomienda realizar tratamientos preventivos con fungicidas o insecticidas naturales.
Otro aspecto crítico es la nutrición de las plantas. Aunque el sustrato utilizado en el almácigo suele estar enriquecido con nutrientes, es posible que se necesite aplicar fertilizantes adicionales para asegurar que las plántulas reciban todo lo necesario para su crecimiento. Estos fertilizantes deben ser balanceados y aplicados de manera uniforme para evitar sobrefertilización, que puede causar daños irreparables a las raíces jóvenes.
El trasplante de las plántulas desde el almácigo al campo debe realizarse cuando las condiciones en el campo sean óptimas, generalmente al inicio de la temporada de lluvias. El proceso de trasplante debe hacerse con cuidado para no dañar las raíces, y es importante que las plantas se adapten a su nuevo entorno de manera gradual. Este proceso de adaptación es vital para que las plantas continúen su crecimiento de manera saludable y lleguen a producir granos de café de alta calidad.
