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La vida en el vivero es una fase de preparación intensiva. Una vez que las plántulas de café son transferidas del almácigo, se colocan en bolsas individuales llenas de sustrato nutritivo que les permita desarrollar sus raíces de manera adecuada. En este punto, las plántulas tienen aproximadamente entre 6 y 12 meses de vida, y su tamaño varía entre los 15 y 30 centímetros.
Uno de los cuidados fundamentales en esta etapa es la correcta nutrición. Las plántulas necesitan un sustrato rico en nutrientes, compuesto de una mezcla de tierra, compost y arena para garantizar un buen drenaje y un equilibrio de nutrientes. Es común aplicar fertilizantes ricos en nitrógeno, fósforo y potasio, que promueven el crecimiento de la raíz y el fortalecimiento de la planta. Sin embargo, este proceso debe hacerse con moderación, ya que un exceso de fertilizantes puede causar daño a las raíces jóvenes.
El riego también juega un papel clave en el éxito del vivero. Las plantas de café en esta etapa requieren un riego constante, pero moderado, asegurando que el suelo esté húmedo pero no saturado. Un exceso de agua puede provocar pudrición de raíces, mientras que una falta de humedad puede retrasar el crecimiento de las plántulas. El vivero debe estar cubierto con una malla o estructura que permita la entrada de luz solar moderada y protección contra los vientos fuertes y lluvias torrenciales.
El control de plagas y enfermedades es otra tarea vital en el vivero. Las plántulas son susceptibles a hongos, insectos y bacterias, por lo que es común realizar tratamientos preventivos con productos naturales o fungicidas suaves. Mantener el vivero limpio y organizado ayuda a prevenir la aparición de enfermedades que puedan propagarse rápidamente.
